Hoy 23 de abril se celebra el día del libro y mi ilusión sería estar en las ramblas de Barcelona, inundadas de libros y rosas, de autores importantes firmando sus libros, y respirando amor y amistad a raudales. Pero no puedo estar en Barcelona, estoy en Oviedo, y aquí no hay rosas, pero sí hay libros y muchos. Las librerías se han vestido de fiesta, y engalanadas con sus mejores títulos, han sacado todo su poderío a las calles, han inundado de sabiduría el aire y hacen que el paseo por la ciudad sea muy especial.
Estoy celebrando todo esto, he salido a la calle para respirar todo este ambiente y para hacer algo que me encanta: comprar libros. Ejerciendo mucho control por mi parte, solo he comprado cuatro libros que haran que mi sueño de tener una gran biblioteca se haga cada vez más real.
Otro año que no me han regalado una rosa, me han regalado un marcapáginas, unos guantes y otro libro, pero sobre todo yo me regalé algo muy bonito con cada libro: UNA ILUSIÓN.
Hoy, que se celebra el aniversario de la muerte de celebridades de las letras como Cervantes y Shakespeare, regalemos libros porque con ellos también regalaremos ilusiones.
Dice Edward Bono, genio del pensamiento creativo, “lo que CREAMOS es el resultado de lo que CREEMOS” , construimos en función de nuestras creencias, pero dentro de nuestras creencias existe una gran limitación: "NO PUEDO".
Jorge Bucay nos lo relata mejor con el cuento "EL ELEFANTE ENCADENADO", ahí podemos ver como "no poder" es el resultado de "no creer". En palabras del mismo Bucay:
“Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad…condicionados por el recuerdo de «no puedo»… Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón…”
EL ELEFANTE ENCADENADO
Cuando yo era chico me encantaban los circos y lo que mas me gustaba de los circos eran los animales. También a mí, como a otros, después me enteré que me llamaba la atención el elefante.
Durante la función la enorme bestia hacia despliegue de su peso tamaño y fuerza descomunal...pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente : ¿ Qué lo mantiene entonces ¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia :
Si está amaestrado ¿Por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca...y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta : EL ELEFANTE DEL CIRCO NO ESCAPA PORQUE HA ESTADO ATADO A UNA ESTACA PARECIDA DESDE QUE ERA MUY, MUY PEQUEÑO.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar y también al otro y al que le seguía....Hasta
que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree - pobre - que NO PUEDE.
El tiene el registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás...jamás....intentó poner a prueba su fuerza otra vez.
Vivimos creyendo que un montón de cosas "no podemos" simplemente porque alguna vez, antes, cuando éramos chiquitos, alguna vez probamos y no pudimos. Hicimos entonces, lo del elefante : grabamos en nuestro recuerdo: NO PUEDO....NO PUEDO Y NUNCA PODRE. Hemos crecido portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar.
Cuando mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar las cadenas o miramos de reojo la estaca y confirmamos el estigma : " NO PUEDO Y NUNCA PODRE " Vivimos condicionados por el recuerdo de otros, que ya no somos y no pudieron.
Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón.....TODO TU CORAZON".
En primer lugar, vivir es más que respirar y menos que dormir. No me refiero a la vida biológica, sino a la psicológica. Vivir no es sobrevivir, ni tampoco desgastarse. Vivir es morir y completar el ciclo, así sea a los tumbos y al revés.
Una vida bien vivida tiene que ser reída, escrita y saboreada, algunos dicen que sembrada. Por eso los que viven bien, pasan desapercibidos, son livianos, ajenos, casi que deshabitados por la cultura, enraizados en sí mismos y con ese singular candor que los identifica.
Vivir no es darse la gran vida, sino sumar pequeñeces vividas descaradamente con la pasión de los que devoran sensaciones y saben sacarle el jugo a todo, pero sin secar nada.
Vivir no es trabajar, ni criar, ni sobresalir, ni fracasar, ni casarse, ni ser pobre o rico, ni hacer el amor, ni comer, ni gritar, ni jugar cartas, sino todo esto junto pero sazonado a gusto de uno, o sea del consumidor de vida.
Los que saben vivir dicen que la cosa es distinta, pero para bien, que no requiere mucho esfuerzo, más bien intención y ganas de decorar los días para que todos sean festivos.
¿Qué es vivir?: es ir contra el método, revolcarse en el asombro y hacer de lo espontáneo un corto circuito simpático para electrocutar a muchos, sobre todo a los que amamos.
Vivir es cerrar los ojos sin quedarse ciego y mirar sin deslumbrarse. Es ser testigo de excepción y no jurar en falso, o si se hace, saber cruzar los dedos y pedir perdón anticipado.
Un día en un parque donde las palomas y los patos convivían en paz, pude ver a un niño que le preguntó a un anciano: Abuelo, ¿qué es vivir?, y el hombre contestó: Es hacer lo que estás haciendo. Entonces el niño se miró a sí mismo, echó un vistazo alrededor y concluyó: vivir es fácil.
No se qué es exactamente vivir. Quizás sea una cúmulo de impresiones dispersas tratando de organizarse a sí mismas buscando un sentido, o a lo mejor no es otra cosa que consumirse como una piedra, pero no creo, sé que soy más que una roca aunque menos que un amanecer.
De pronto vivir sea algo tal elemental, que por elemental, nos pase desapercibido, como un suspiro o esa fragancia amigable que a veces nos persigue y no podemos precisar.
Si vivir es acumular experiencias para después desecharlas, tal vez sea mejor vivir con amnesia permanente y ver cada cosa como si fuera la primera vez y la última.