¿Por qué no hacerlo por mí?
“La primera cosa que se nos ocurre hacer con alguien que queremos es cuidarlo, ocuparnos de él, escucharlo, procurarle las cosas que le gustan, ocuparnos de que disfrute de la vida y regalarle lo que más quiere en el mundo, llevarlo a los lugares que más le agradan, facilitarle las cosas que le dan trabajo, ofrecerle comodidad y comprensión.
Cuando el otro nos quiere, hace exactamente lo mismo.
Ahora, me pregunto: ¿Por qué no hacer estas cosas con nosotros mismos?
Sería bueno que yo me cuidara, que me escuchara a mi mismo, que me ocupara de darme algunos gustos, de hacerme las cosas más fáciles, de regalarme las cosas que me gustan, de buscar mi comodidad en los lugares donde estoy, de comprarme la ropa que quiero, de escucharme y comprenderme.
Tratarme como trato a los que más quiero.
Pero, claro, si mi manera de demostrar mi amor es quedarme a merced del otro, compartir las peores cosas juntos y ofrecerle mi vida en sacrificio, seguramente, mi manera de relacionarme conmigo será complicarme la vida desde que me levanto hasta que me acuesto.
El mundo actual golpea a nuestra puerta para avisarnos que este modelo que cargaba mi abuela (la vida es nacer, sufrir y morir) no sólo es mentira, sino que además está malintencionado (les hace el juego a algunos comerciantes de almas).”
Jorge Bucay (“El camino del encuentro”)
Dice Bucay: "Si hay alguien que debería estar conmigo todo el tiempo, ese alguien soy yo". Pero curiosamente eso no suele suceder. Pasamos más tiempo pensando en como hacer que los demás nos acepten que en intentar aceptarnos a nosotros mismos. Mirar dentro de nosotros, saber como somos, conocernos, aceptarnos o cambiarnos, es una ardua tarea que muchas veces no estamos dispuestos a hacer. No es fácil vivir para uno mismo en esta sociedad, sobre todo porque el fantasma del "egoísmo mal entendido" nos persigue por todos lados. Escuchar cosas como "solo piensas en ti mismo", "haces las cosas solo por y para ti", "eres un egocentrista"...van haciendo que perdamos el norte de ser el propio centro de nosotros mismos, y como bien dice Bucay "si yo renuncio a ser el centro de mí mismo, alguien ocupará ese espacio". El egoísta no es la persona que solo piensa en sí misma, sino que es alguien que no siente amor por su persona, que se siente vacía, y por esto utiliza todo lo que esté a su alcance para llenar ese vacío.
Centrarse en uno mismo, mirar para uno mismo, aceptarse, respetarse, no ceder nuestro espacio, no significa que seamos egoístas, todo lo contrario, significa EXISTIR... significa VIVIR.
Y si alguien piensa que ser egoísta es ser el centro de uno mismo, pues seamos egoístas, y practiquemos el amor incondicional hacia nuestra propia persona, porque estoy segura que todo lo que nos queremos siempre es poco, siempre nos hará falta querernos mucho más.
Nadie puede crecer por ti.
Nadie puede buscar por ti.
Nadie puede hacer por ti lo que tú mismo debes hacer.
La existencia no admite representantes.
Jorge Bucay