Había una vez dos niños que patinaban sobre una laguna helada. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación. De prono, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua, quedando atrapado. El otro niño, viendo que su amigo se ahogaba bajo el hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró romper la helada capa, agarró a su amigo y lo salvó.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron cómo lo hizo, pues el hielo era muy grueso.
-Es imposible que lo haya podido romper con esa piedra y sus manos tan pequeñas-afirmaban.
En ese instante apareció un anciano y dijo:
-Yo sé como lo hizo.
-¿Cómo?
-No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.
“Si crees totalmente en ti mismo, nada estará fuera de tus posibilidades” (Wayne Dyer)
"Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes... estas en lo cierto" (Henry Ford)
Hace tiempo descubrí en el libro "La ciencia de la Felicidad" de Sonja Lyubomirsky, un bello poema, "El Viaje" de Mary Oliver, una poetisa norteamericana.
La primera vez que lo leí se puede decir que me gustó, pero no reparé mucho en él y seguí adelante con el libro. La segunda vez, ya fue distinto, algo me hizo click, me paré un momento y reflexioné sobre el contenido, y así sucesivamente hasta ahora, que debe ser la ...ésima vez que lo leo, y sigo descubriendo sensaciones nuevas al leerlo.
No sabría explicarlo con palabras, y debe ser porque el estado de "flow" en el que me sumerjo, y lo mucho que saboreo esos momentos, me dejan incapacitada para transmitir mis sentimientos. Las sensaciones son aún más intensas, si lo leo escuchando de fondo "Wightless" de Marconi Unión, la música más relajante del mundo.
Aquí os dejo el poema (en versión española y el original en inglés) y también el vídeo con la música relajante de Marconi Unión, por si deseáis probar la experiencia de sentir emociones profundas.
EL VIAJE
Un día por fin supiste
lo que tenías que hacer, y lo empezaste,
aunque a tu alrededor algunas voces
insistían en gritar
malos consejos...
aunque toda la casa
se puso a temblar
y sentiste el viejo tirón
en los tobillos.
"¡Arréglame la vida!",
gritaba cada una de las voces.
Pero no te detuviste.
Sabías lo que tenías que hacer,
aunque el viento husmeara
con sus dedos rígidos
hasta en los cimientos,
aunque su melancolía
fuese tremenda.
Ya era bastante tarde
y era una noche espantosa
y la carretera estaba llena
de ramas y piedras caídas.
Pero poco a poco,
a medida que dejabas atrás sus voces,
las estrellas comenzaron a arder
a través de las láminas de nubes,
y se oyó una voz nueva
que lentamente
reconociste como tuya,
que te hacía compañía
mientras a zancadas
penetrabas cada vez más en el mundo,
con la decisión de hacer
lo único que podías hacer...
la decisión de salvar
la única vida que podías salvar.
MARY OLIVER
THE JOURNEY
One day you finally knew what you had to do, and began, though the voices around you kept shouting their bad advice though the whole house began to tremble and you felt the old tug at your ankles. “Mend my life!” each voice cried. But you didn’t stop. You knew what you had to do, though the wind pried with its stiff fingers at the very foundations, though their melancholy was terrible. It was already late enough, and a wild night, and the road full of fallen branches and stones. But little by little, as you left their voices behind, the stars began to burn through the sheets of clouds, and there was a new voice which you slowly recognized as your own, that kept you company as you strode deeper and deeper into the world, determined to do the only thing you could do determined to save the only life you could save.