domingo, 22 de agosto de 2010

No es tarde para cambiar...


Se cuenta que hubo un niño muy sensible e inteligente, que solía
preocuparse y lamentarse por el estado en el que se encontraba el mundo.

Más adelante, durante su juventud, empezó a protestar y a quejarse por las políticas impulsadas por el Gobierno de su país.

Frustrado por no conseguir los cambios que deseaba, al llegar a la edad adulta
centró sus críticas y juicios en su mujer y sus hijos.

Fue sin duda una vida marcada por la lucha, el conflicto y el sufrimiento.

Sin embargo, al cumplir 80 años y aquejado de una enfermedad terminal, experimentó una revelación que transformó su manera de ver la vida.

Tanto es así, que horas antes de fallecer dejó por escrito el epitafio que más tarde se escribiría sobre su tumba:


“Cuando era niño quería cambiar el mundo.
Cuando era joven quería cambiar a mi país.
Cuado era adulto quería cambiar a mi familia.
Y ahora que soy un anciano y que estoy a punto de morir,
he comprendido que si hubiera cambiado yo,
habría cambiado todo lo demás"

2 comentarios:

Unknown dijo...

Jeje, la gran inquietud del ser humano por querer cambiarlo todo!! Y al final los que tenemos que cambiar, si queremos ser más felices, somos nosotros mismos. O aceptarnos como somos y lo que nos rodea sin más :)
¿Soy una buena alumna? ;)

Angélica dijo...

Eres la mejor corazón, y eso tu lo sabes bien. Bsin y gracias por el comentario (es que entra muy poca gente en mi blog, pero con que entren mis amigas me conformo). Ah... y gracias por publicitarlo en twitter. Bssssssssss