viernes, 6 de diciembre de 2013

NELSON MANDELA: GRACIAS POR EXISTIR!!!





"Nuestro mayor temor no consiste en no ser adecuados.
Nuestro temor consiste en que somos poderosos más allá de toda medida.
Es nuestra luz y no nuestra oscuridad lo que nos atemoriza.
Nos preguntamos: “¿Quién soy yo para ser brillante, espléndido, talentoso, fabuloso?”
Pero,  en realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres hijo de Dios.
Tus pequeños juegos no sirven al mundo.
Disminuirte a ti mismo para que los demás no se sientan inseguros a tu lado no tiene nada que ver con la iluminación.
Todos estamos hechos para brillar, como brillan los niños.
Nacemos para manifestar esta gloria que está dentro de nosotros.
Y no es que esté solo en algunos, está en todos nosotros.
En la medida en que dejamos que brille nuestra propia luz,
damos a otros permiso para hacer lo mismo.
En la medida en que nos liberamos de nuestro miedo,
nuestra presencia libera automáticamente a otros."

Este poema lo escribió Marianne Williamson, y lo leyó Nelson Mandela en su discurso de investidura como Presidende de Sudáfrica en 1994.
GRACIAS MADIBA!!!... Ha sido todo un privilegio compartir época contigo.


martes, 1 de octubre de 2013

Las 11 reglas de vida que tus hijos NO aprenderan en el colegio. (Bill Gates)



1.         La vida no es justa, acostúmbrate a ello.
2.      Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.
3.       No ganarás 5,000 dólares mensuales justo después de haber salido de la escuela, y no serás el vicepresidente de una empresa, con coche gratis, hasta que hayas terminado el instituto, estudiado y trabajado mucho.
4.      Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.
5.       Dedicarse a voltear hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo: le llamaban oportunidad.
6.         Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no llores por tus errores; aprende de ellos.
7.         Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como lo son ahora. Ellos empezaron a serlo por pagar tus cuentas, lavar tu ropa sucia y escucharte hablar acerca de lo “súper” que eres y lo pesados que son ellos. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes, contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación, escritorio, armario y closet.
8.    En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades que necesitas para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.
9.         La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.
10.     La televisión no es la vida real. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película para irse a trabajar.
11.   Sé amable con los “NERDS” (los más aplicados de tu clase). Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.

viernes, 7 de junio de 2013

ITACA: En el trayecto está la celebración


ITACA

Cuando emprendas tu viaje a Itaca 
pide que el camino sea largo, 
lleno de aventuras, lleno de experiencias. 
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes 
ni al colérico Poseidón, 
seres tales jamás hallarás en tu camino, 
si tu pensar es elevado, si selecta 
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. 
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes 
ni al salvaje Poseidón encontrarás, 
si no los llevas dentro de tu alma, 
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo. 

Que muchas sean las mañanas de verano 
en que llegues -¡con qué placer y alegría!- 
a puertos nunca vistos antes. 
Detente en los emporios de Fenicia 
y hazte con hermosas mercancías, 
nácar y coral, ámbar y ébano 
y toda suerte de perfumes sensuales, 
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias 
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente. 

Llegar allí es tu destino. 
Mas no apresures nunca el viaje. 
Mejor que dure muchos años 
y atracar, viejo ya, en la isla, 
enriquecido de cuanto ganaste en el camino 
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje. 

Sin ella no habrías emprendido el camino. 
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. 
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, 
entenderás ya qué significan las Itacas.
(Kavafis)

Este maravilloso poema, es una auténtica oda a la vida, una excepcional lección de cómo debería ser nuestro paso por la vida. Nos marcamos metas, y a partir de ahí nuestra obsesión es llegar, y llegar lo más pronto posible, llegar ya... Cuando conseguimos cualquier cosa que nos hemos propuesto, tendemos a no darle importancia.... ¿por qué?  Yo creo que es por lo poco que nos hemos parado a disfrutar de la consecución de la meta conseguida, del camino realizado, de los obstáculos superados, en resumen, del camino que nos llevó a conseguir nuestra meta. Esa rapidez, esa obsesión por conseguir cuanto antes lo que buscamos, es lo que nos lleva a no disfrutar ni valorar lo conseguirdo. Lo importante es ir viendo como vamos haciendo las cosas, como vamos mejorando, como nos vamos transformando en el camino que nos conducirá a conseguir nuestra meta. Como bien dice el poema... "... siempre en la mente has de tener a Itaca. Llegar allá es tu destino, pero no apresures el viaje." Eso es, no pierdas el horizonte, no pierdas de vista la meta, pero saborea cada paso que te lleve a conseguirla. Así, y solo así, podras sentirte satisfecho y podrás valorar y saborear lo que has conseguido. 

jueves, 21 de marzo de 2013

ESCUCHA AL NIÑO QUE VIVE EN TI... EL SI QUE SABE






"Un científico estaba trabajando en la solución de un complejo problema matemático, cuando su hijo pequeño entró en su despacho.
- Papá, yo quiero ser un gran científico como tú. Déjame que te ayude en lo que estás haciendo.
Aquel hombre, que no quería perder su concentración, buscó algo con lo que entretenerle. Miró a su alrededor y se fijó en una revista de geografía que estaba junto a su mesa. La revista estaba abierta por una página que mostraba un gran dibujo del globo terrestre. Aquel científico, cogió la revista, arrancó aquella página y rompió la imagen de la tierra en varios pedazos.
- Hijo mío, los científicos como yo tenemos que resolver enigmas que son muy parecidos a puzzles como este. Nosotros vamos buscando con paciencia que las distintas piezas de lo que conocemos encajen. Cuando todas las piezas han encajado, entonces y sólo entonces, resolvemos el enigma. Toma las piezas y un poco de cinta adhesiva, siéntate en la alfombra y une las piezas de este puzzle como si de un gran enigma se tratara.
El niño escuchó fascinado la explicación de su padre, sin saber que la verdadera intención de este, era tenerle lo suficientemente atareado como para que pudiera dejarle trabajar en paz. Aquel científico estaba convencido de que aquella tarea entretendría a su hijo hasta la hora de cenar.
Para su sorpresa, a los quince minutos el niño se acercó a la mesa del padre y puso sobre ella con una expresión de enorme orgullo, todas las piezas del puzzle perfectamente unidas.
Aquel hombre se quedó perplejo ante la velocidad con la que un niño tan pequeño había vuelto a recomponer aquella imagen del mundo.
- Hijo mío, ¿cómo es posible que hayas sido capaz de juntar tantas piezas en tan poco tiempo?
El pequeño le contestó con la naturalidad propia de un niño.
- Papi, cuando me diste esto, no sabía cómo poder unir las piezas, porque no sabía en qué fijarme para hacerlo. De repente vi que detrás de uno de los trozos que me diste había una mano y en otro un pie. Me di cuenta de que detrás del mundo roto había también un hombre roto. Como yo si sé cómo es un hombre que no está roto, le di la vuelta a todas las piezas y empecé a juntar las piezas del hombre para que volviera a estar entero. Por eso, al arreglar al hombre, también arreglé el mundo".



La sabiduría de los niños se basa principalmente en su inocencia, en su falta de juicio hacia todo y hacia todos, en dejarse llevar por lo que sienten, en ver donde de mayores no vemos,..., y si un día hemos sido así, quizás es el momento de pedirle a ese niño que habita en nuestro interior, que nos ayude a descubrirnos, que nos ayude a ver donde no estamos viendo, y así quizás empecemos un bonito reencuentro con nosotros mismos.

Encuentra al niño que hay en ti y pídele que te ayude a conectar contigo.